A día de hoy, con 8 de los 12 meses consumidos y con muy pocos avances conseguidos, la UE encara la recta final de las negociaciones con el escollo del plan de recuperación y los presupuestos (el otro gran punto de su agenda) superados , pero con las conversaciones con el Reino Unido estancadas.
Ante semejante escenario, el pasado 9 de julio la Comisión Europea emitió un comunicado donde definió su postura actual en esta materia para poder hacer frente a la situación ante cualquier eventualidad.
En lo que a materia aduanera se refiere, el documento dice que las formalidades aduaneras exigidas por la legislación de la Unión se aplicarán a todas las mercancías que crucen la frontera entre ambos territorios. Es decir, el Reino unido se considerará un tercer país. Esto sucederá incluso si se establece con el Reino Unido una ambiciosa zona de libre comercio, sin aranceles ni contingentes sobre las mercancías y con cooperación aduanera y normativa.
En ese caso y según el documento, por parte de la UE, las autoridades aduaneras llevarán a cabo sus controles con arreglo al código aduanero de la Unión, de acuerdo con el sistema común basado en el riesgo aplicado a cualquier otra frontera exterior de la Unión, en lo que se refiere a la circulación de mercancías en las relaciones con terceros países.
Por todo ello, a partir del 1 de enero de 2021, las empresas de la UE que deseen realizar operaciones de importación o de exportación con el Reino Unido habrán de asegurarse de que disponen de un número de registro e identificación de los operadores económicos (EORI) para poder cumplir los trámites aduaneros.
El comunicado también especifica que los números EORI expedidos por el Reino Unido dejarán de ser válidos en la Unión. Las empresas establecidas en el Reino Unido que deseen importar en la Unión tendrían que obtener un número EORI de la UE, o designar a un representante aduanero de la Unión cuando así proceda.
No solo eso, sino que las autorizaciones de los operadores económicos autorizados u otras autorizaciones expedidas por el Reino Unido dejarían de ser válidas en la Unión.
En cuanto al régimen aduanero y tributario aplicable a la importación y exportación de mercancías, el comunicado dice que los comerciantes deberían poder demostrar el carácter originario de las mercancías comercializadas para poder acogerse a un trato preferencial en virtud del posible acuerdo futuro entre la Unión Europea y el Reino Unido. Los productos que no cumpliesen los requisitos de origen no se beneficiarían de estos acuerdos comerciales preferenciales.
Por lo que las empresas de la UE deberían estar listas para empezar a tratar cualquier contenido que provenga del Reino Unido como "no originario" en el contexto del comercio con los actuales socios preferenciales de la Unión, con el fin de asegurarse de que sus exportaciones puedan seguir beneficiándose del trato preferencial dispensado, en virtud de los acuerdos de libre comercio de la Unión en cualquier situación una vez finalice el período transitorio.
En conclusión, es más que probable que esta nueva situación conduzca a un aumento de costes y cargas administrativas por parte de las empresas, así como de los plazos de entrega en las cadenas logísticas de suministro.
Sin embargo, la realidad es que hasta que no se materialice los acuerdos entre el Reino Unido y Europa, no podremos estar totalmente seguros de cómo se verán afectadas las importaciones y exportaciones.
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