Compartimos hoy con vosotros un artículo escrito por Pedro Caballero, director de Aduana de APR, p ublicado el pasado 20 de Agosto en LinkedIn
Foto de rediff.com |
El pasado Jueves 17 de Agosto de 2017, una vez más el terrorismo hizo acto de presencia en nuestras vidas, sin embargo y para despertarnos del sopor de lo que ya se ha convertido en algo casi cotidiano, esta vez fue en mi ciudad, Barcelona, y en Cambrils, ciudad donde residen mis padres. Los lugares que nombraban las noticias llegadas desde todos los rincones del planeta, son lugares que conozco y recorro habitualmente con mi familia, muy populares y por tanto desgraciadamente muy “mediáticos”, y a pesar de que siempre he sido muy consciente del aberrante atractivo que podría ofrecer a esas mentes criminales, por su belleza - nuevamente mediática - , mi ingenuidad más interior, casi de colegial, me insistía en que nadie iba a querer destruir la ciudad que durante dos semanas en el 92 se convirtió en la capital del “amigos para siempre” y del “benvinguts”, y que aunque ya hace 25 años de ello ha perdurado en el tiempo convirtiendo nuestra ciudad en una cruce de culturas y destino turístico de referencia mundial. El Viernes todos los compañeros de APR que estabamos en nuestro puesto de trabajo efectuamos a las 12 h. un minuto de silencio, no por las víctimas de Barcelona, por todas las víctimas del terrorismo, esa lacra que nos martillea con tanta insistencia que consigue convertir en cotidiano lo abominable. Sé que esto es un foro profesional, y para mi que llevo 37 años en el Comercio Exterior y que soy un enamorado de mi puerto y aeropuerto como lugar de entrada a nuestra maravillosa ciudad, no he podido evitar expresar mi repulsa más absoluta a cualquier acto de terrorismo sea en donde sea, y sé también que es una utopía, pero ojalá sean los últimos.
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